Los tres niveles del pensamiento Nietzscheano



LOS TRES NIVELES DEL PENSAMIENTO NIETZSCHEANO

El tema dominante, el motivo fundamental de la filosofía de Nietzsche es lo que él mismo denomina “LA VIDA”, un término que dignifica lo que hay, lo que normalmente se entiende como el “ser”, el “mundo” o la “existencia”.

Se preguntaba Nietzsche en esos días de soledad en Sils María ¿qué es la vida? ¿Qué es aquello que le confiere nobleza y valor? Lo peculiar que vamos a ver, es que Nietzsche plantea estas preguntas con sus respectivas respuestas en tres niveles sucesivos, que al mismo tiempo son la secuencia de su vida como pensador:

Ø  Nivel critico
Ø  Nivel destructivo
Ø  Nivel reconstructivo

Miremos lo básico de cada nivel.





NIVEL CRÍTICO

Es el momento donde Nietzsche dirige sus críticas hacia todos los valores del mundo occidental, hacia los falsos valores que hay que dejar de tener en cuenta.
En este nivel, anunciar “La Muerte de Dios” se convierte en su tarea más representativa e imprescindible. La pregunta que domina este nivel es: ¿Qué es la vida –el hombre incluido- tal como hasta ahora ha sido entendido por el hombre?
Se debe aclarar que la pregunta está dirigida a re-evaluar la forma como se ha concebido la vida, ahora, bajo la “buena nueva” de “La Muerte de Dios”.




NIVEL DESTRUCTIVO

La pregunta que dirige este nivel es ¿Qué es la vida –incluido el hombre- tal como en verdad es? A lo cual Nietzsche responde: “SINSENTIDO”.
De ahí la inevitabilidad del nihilismo, el cual acompaña a Dios en su muerte. El nihilismo está ahí, donde todo sentido está ausente. La muerte de Dios trae consigo la muerte del sentido, Nietzsche lo manifiesta en una frase que trasgrede los mismos principios bíblicos:
¡En el principio existía el sinsentido!





NIVEL RECONSTRUCTIVO

La pregunta que domina este nivel es ¿Cómo ha de ser comprendida la vida –incluido el hombre- por el que sabe cómo es en verdad?

Esto se trata de su esfuerzo para convertir la negación en afirmación, por encontrar en el mundo del universal sinsentido un pequeño residuo de sentido, por transformar esos viejos valores, en nuevos valores más humanos, por crear básicamente simulacros de verdad, que, sin la necesidad de ser verdaderos, ennoblezcan al hombre creador.

Por último, recomiendo no olvidar estos niveles, puesto que cada uno de los aspectos que le siguen, se encuentran enclaustrados –no secuestrados- en los diferentes niveles. 



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