Del conocimiento a la Re-flexión






 Nietzsche tiene en su Libro "La ciencia Jovial (la gaya ciencia) parámetros para diseñar una ciencia de la vida diaria con  saberes pragmáticos -empíricos-   por lo tanto, cada unos de sus fragmentos se pueden relacionar directamente con el lector de tal forma que nos brinda herramientas para vivir nuestras propias vidas. 


El libro de Nietzsche que se subtitula "gaya", está compuesto por una serie de aforismos, por lo tanto, se nos abre una ventaja: que no es necesario leerlo de forma lineal. 


Es la Rayuela nietzscheana del siglo XIX, por esa razón, voy a ofrecer algunos fragmentos en desorden, ya que se pueden tomar de cualquier forma para pre-ocuparnos en el sentido heideggeriano , es decir, tomarnos por anticipado frente a las adversidades y situaciones de la vida que se puedan presentar.



Los invito a que se piensen a partir de este fragmento de La Ciencia Jovial de Nietzsche:


 PARA BAILARINES (fragmento 13)

 Hielo liso
 un paraíso
 para quien bailar bien quiso.

Si nos damos cuenta, Nietzsche plantea en este pequeño fragmento una profunda reflexión acerca de la idoneidad del contexto en relación con el sí y con el interés.
 Presenta un contexto, que a la vez es un espacio idóneo (Hielo liso), dicho espacio se relaciona con alguien para quien es favorable el contexto y al mismo tiempo esta vinculado con un objetivo al que también le favorece (bailar bien).



Es válido ahora pensar en lo siguiente: 


Teniendo en cuenta que el hombre por antonomasia tiene la capacidad de elegir sus metas y unos pocos tienen la capacidad de elegir herederos para sus metas, es necesario reflexionar acerca del espacio en el que nos desenvolvemos en relación con dichos objetivos y preguntarnos: 


¿será que estoy en el espacio propicio que favorece lo que quiero?
¿hago todos los días un paraíso para cumplir mis metas?
¿donde busco ese lugar idóneo para impulsar is objetivos?




¡Creo que la invitación es clara, procurar en nosotros mismos espacios idóneos para llegar a nuestras metas!



La fórmula de la felicidad de Nietzsche es: un si, un no, una meta, una línea recta. 




EL MAYOR CENTRO DE GRAVEDAD (341)

Qué te sucedería si un día o una noche se introdujera furtivamente un demonio en tu más solitaria soledad y te dijera: "esta vida, así como la vives ahora y las has vivido, tendrás que vivirla una  e innumerables veces más; y nada de nuevo habrá allí, sino que cada dolor y cada placer y cada pensamiento y suspiro y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida tendrá que regresar a ti y todo en la misma serie y sucesión -e igualmente esta araña y este claro de luna entre los arboles, e igualmente este instante y yo mismo. El eterno reloj de arena de la existencia será dado vuelta una y otra vez- ¡y tú con él, polivillo de polvo!  

¿No te arrojarías al suelo y rechinarías los dientes y maldecirías al demonio que así te hable? ¿O has tenido la vivencia alguna vez de un instante terrible en que le respondieras: "eres un dios y nunca escuché algo mas divino"? Si aquél pensamiento lograra tener poder sobre ti, así como eres, te transformaría y tal vez te trituraría; frente a todo y en cada caso, la pregunta: "¿Quieres esto una vez más e innumerables veces más?" ¡recaería sobre ti como el mayor centro de gravedad! ¿O cómo tendrías que llegar a ser bueno contigo mismo y con la vida, como para no anhelar sino esta última y eterna confirmación y sello?


El anterior fragmento es lo que con el paso del tiempo se conocería como el eterno retorno, aquí Nietzsche nos propone una situación y  dos posibilidades frente a ello. La situación está referida a un caso donde un demonio -tal vez el demonio de la existencia- nos condena a la eternidad sucesiva e idéntica. Las posibilidades de reaccionar que nos propone este filósofo  son opuestas: por un lado está la de maldecir al demonio por el disgusto que nos generaría la idea; por el otro, está la de glorificar dicha idea y dicho demonio.

Básicamente lo que Nietzsche aporta, es la pregunta: ¿Quieres vivir tu vida, con todas sus implicaciones (todo lo indeciblemente pequeño y grande) como hasta ahora la has vivido, infinitas veces más? ¡hazte la pregunta  tú en este momento! 

Cabe aclarar que con esto Nietzsche no quiere insinuar que la vida sea una sucesión idéntica e infinita, por el contrario, Nietzsche de un vuelco en su escrito y dice: "¿O cómo tendrías que llegar a ser bueno contigo mismo y con la vida, como para no anhelar sino esta última y eterna confirmación y sello?", para advertir que ésta es la única vida que viviremos, la única forma de vida que por la eternidad experimentaremos, por lo tanto, se hace la invitación a que la vivamos, a que tomemos cada segundo de nuestra vida como si lo quisieramos volver a vivir una vez más y para siempre por la misma razón de que sólo tienes esta vida.

Reflexionemos y dejemos que ese demonio se introduzca en nosotros para que lleguemos a ser buenos con nosotros mismos y con la vida. 


Aquí tienen otros dos Fragmentos del mismo libro (La Gaya Ciencia) para que se piensen incluso pragmáticamente.

CONTRA EL ARREPENTIMIENTO.


El pensador ve en sus propios actos tentativas e interrogantes encaminados a obtener aclaraciones sobre algo. El éxito y el fracaso son, para él, antes que nada, respuestas. Irritarse o arrepentirse por un fracaso es algo que el pensador déja quienes obran únicamente cuando son compelidos a ello, esperando ser apaleados por su gracioso amo cuando no le agrada el resultado.


 TRABAJO Y TEDIO.


En los países civilizados casi todos los hombres son iguales en el hecho de buscar trabajo con el objeto de ganar un salario. Para ellos, el trabajo es sólo un medio, no el fin en sí; por eso son poco exigentes al elegir trabajo, el cual sólo les importa porra promesa de la ganancia, siempre que ésta sea considerable. Sin embargo, existen unas pocas personas que prefieren morir antes que dedicarse a trabajar a disgusto; son naturalezas que tienden a elegir y difíciles de satisfacer, pues no se contentan con una apreciable ganancia, si el trabajo en sí no constituye la ganancia de todas las ganancias. A esta clase de hombres pertenecen los artistas y los contemplativos de todo tipo, así como esos ociosos que se pasan la vida cazando, viajando o dedicándose a intrigas y aventuras amorosas. Todos éstos quieren el trabajo y la penuria con tal que esté unido al placer, incluyendo el trabajo más duro y penoso si fuera necesario. Por lo demás, muestran una pereza decidida, aunque ésta produzca pobreza, deshonor y ponga en peligro su salud y su vida. Temen más al aburrimiento que trabajar disconformes. Hasta necesitan aburrirse mucho si quieren tener éxito en su propio trabajo. Para el pensador, como para todo espíritu sensible, el tedio es esa desagradable "calma chicha" del alma que antecede a la navegación feliz y a los vientos alegres; por eso prefieren soportarlo, esperar el efecto. Esto es precisamente lo que las naturalezas más débiles no pueden obtener de sí mismas de ninguna manera. Ahuyentar de sí mismas el tedio por cualquier medio es tan vulgar como el hecho de trabajar a disgusto. Tal vez sea esto lo que distinga a los asiáticos de los europeos; en tanto seres más capaces de estar en profunda calma durante largo tiempo; incluso sus estupefacientes actúan lentamente y requieren paciencia, al contrario de la repugnante rapidez de ese veneno europeo que es el alcohol.





Quedémonos con un video reflexivo bastante breve acerca de la forma como acostumbramos a de leer.





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